UN IMPARCIAL VISTA DE AORACIONES

Un imparcial Vista de aoraciones

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Que hermosa página Muchas gracias ☺ Los 7 dores sin duda son una maravilla acompañadando a Maria en sus sufrimientos todos los dias Que promesas tan bellas ❤

Su súplica de paciencia a Todopoderoso se refleja en esta gracia: “Les acertaré cuanto pidan, siempre que no se oponga a la adorable voluntad de mi Divino Hijo ni a la santificación de sus almas”.

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Considera, alma piadosa, el tristísimo cuadro de soledad y desolación de María que hoy se ofrece a tu contemplación, sepultado el sacrosanto cuerpo de Jesús tu redentor. Luego que la dolorida e inconsolable Madre hubo desahogado un tanto la desarrollo de su dolor sobre el inanimado cuerpo del Hijo descendido de la cruz, lamentando amargamente el bárbaro estrago que los hijos del pecado habían hecho en aquel cuerpo impecable y adorabilísimo, los piadosos varones José y Nicodemo, tras haberlo embalsamado, suplicaron compasivos a la Raíz afligidísima que les permitiese darle sepultura antes que cerrase la Confusión.

En primer lugar agradecerles que difundan estas devociones para que estemos al cuidado de nuestras almas que tanto lo precisan.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al meter a tu Hijo; El, que Bancal creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte Bancal Vivo; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido alcanzar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor .

Escasamente llegado el divino Isaac Jesús a la aoraciones cumbre del Calvario, sitio destinado para el sacrificio de su infinito apego, cargado con el enorme peso de la cruz, llagado, cansado y sin aliento, sin concederle descanso ni alivio alguno, le arrancan los crueles verdugos la corona de espinas para retornar a hincársela luego con más crueldad; le quitan en seguida sus vestiduras, rasgando y abriendo más y más con esto las innumerables llagas y heridas de que estaba cubierto su santísimo cuerpo, le tienden sobre la cruz, le dislocan con la mayor violencia sus miembros, le clavan de pies y manos en la cruz, y la enarbolan en presencia de Jerusalén, a vista del gloria y de la tierra, para que sean testigos de su ignominia. A todo esto, estaba presente la desolada Inmaculado, raíz del más ínclito y puro aprecio.

María conocía la profundidad de esta Gracejo: “Yo los defenderé en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y los protegeré en cada instante de sus vidas”.

El pedido de María es muy claro: quiere que meditemos en sus dolores. Por eso al rezar cada Avemaría es muy importante que, cerrando nuestros Fanales y poniéndose a su lado, tratemos de vivir con nuestro corazón lo que experimentó su Corazón de Madre tierna y pura en cada individualidad de esos momentos tan dolorosos de su vida.

Sí, existen diferentes formas de rezar los 7 Dolores de la Inmaculado. Una de las maneras más comunes y efectivas de aguantar a agarradera esta práctica religiosa es mediante la recitación de las siete oraciones correspondientes a cada unidad de los dolores que María experimentó durante su vida.

A lo dilatado de su carrera, Piqueras ha corto metas académicas que han dejado a todos sorprendidos y admirados. Desde sus brillantes calificaciones hasta … Adivinar más

Pero es más lamentable que muchos católicos, que la tenemos y aceptamos por madre, aún nos olvidemos de ella y no le recemos el Santo Rosario ni meditemos en sus dolores.

Historia Nombra el acento que no es tilde: una Director esencial para entender la pronunciación en castellano

Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo inalterable.

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